Co-directed with Patricio Blanche.
Something happened on March 20, 2021 that we couldn’t let go. Cristian Cuturrufo, Chilean jazz player highly influenced by Latin American popular music, owner of The Jazz Corner in Santiago died of COVID. Paradox or not, this happened shortly after his stance against the pandemic restrictions became known. No protocol could stop Cuturrufo, who went on tour across Cairo, where he paid tribute to Louis Armstrong with a photograph in the same place where he played long ago. That tour was the last one he made, a context in which his comments were known, such as «less shine tan the quarantine» or «less shine than the virus». That’s where the part of the name «suede shoe» comes from; as he liked to say, things sometimes had «less shine than a suede shoe».
This work is in his honor. A manifestation of admiration for that lack of fear, for that impetus of the artist that nothing stops him. We could be sad about his departure and we are. But his strength and stubbornness inspires us to other kind of feelings. They made us want to go out and create collectively, much more than before. No one locked him up and that didn’t happen to us either.
We build brass instruments, trumpets made of fabric and by hand. Giant and bizarre. We walked through the streets playing these wind instruments with local musicians. Of wind, not only because Cuturrufo was a trumpeter, but because it is the element in question these days. If we had to play with masks we would do that.
Like Cutu, we were traveling from place to place, so the art action and the short were made in Madrid.
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Co-dirigido con Patricio Blanche.
Ocurrió algo el 20 de marzo de 2021 que no pudimos dejar pasar. Cristian Cuturrufo, jazzista chileno muy influenciado por la música popular latinoamericana, dueño de The Jazz Corner en Santiago murió de COVID. Paradoja o no, esto ocurrió poco después de que se hiciera conocida su postura contra las restricciones de la pandemia. Ningún protocolo pudo detener a Cuturrufo, quien se fuera de gira por El Cairo, donde homenajeara a Louis Armstrong con una fotografía en el mismo lugar donde éste tocara mucho tiempo atrás. Esa gira fue la última que realizó, contexto en que se hicieron conocidos comentarios suyos como “ni un brillo la cuarentena” o “ni un brillo el virus”. De ahí proviene la parte del nombre “zapato de gamuza”; como le gustaba decir, las cosas a veces tenían “menos brillo que zapato de gamuza”.
Este trabajo es en su honor. Una manifestación de admiración a esa falta de miedo, a ese ímpetu del artista que no lo detiene nada. Podríamos estar tristes por su partida y lo estamos. Pero su fuerza y terquedad nos inspira a otro tipo de sentimientos. Nos dieron más ganas de salir y crear en colectivo, mucho más que antes. No lo encerró nadie y a nosotros tampoco.
Construimos instrumentos de bronces, trompetas fabricadas de tela y a mano. Gigantes y estrambótica. Nos paseamos por las calles tocando estos instrumentos de viento con músicos locales. De viento, no solo porque Cuturrufo fuera trompetista, sino porque es el elemento en cuestión en los tiempos que corren. Si tuviéramos que tocar con mascarillas lo haríamos igual.
Como el Cutu, andábamos viajando de lugar en lugar, por lo que la acción de arte y el corto los realizamos en Madrid.
Pilar Quinteros 