Draisinenrennen was an art experience recorded on video that shows part of the trip we made on a Vespa Iris 200 motorcycle together with Patricio Blanche from Barcelona, Spain to Basel, Switzerland to participate as the collective LA CUMBIA MAPACHE in Draisinenrennen, an experimental car race created by Benedict Wyss. The trip, the construction and the race are part of the final work.
The central idea of the competition created by Beni, which is now in its sixth version, is to create carts that, like a forced foot, do not drag or pull. Our project consisted of building with mainly found materials (with a budget of 200 CHF it was our option) a cart made of oil barrels that would allow us to run the race in the opposite direction on them. In turn, we used costumes that represented our naked bodies. So we played with the idea that, representing Chile, we ran backwards fully exposed and with minimal resources. Our cart fell apart in the course of the race and our participation was somewhat disastrous, but not enough to even win the award for “Most Beautiful Failure”. Even so, we did our best and we remember the whole experience as a dream in which everything made sense in itself.
_________________________________________________________________________________________________________
Draisinenrennen fue una experiencia de arte registrada en video que muestra parte del viaje que realizamos en una moto Vespa Iris 200 junto a Patricio Blanche desde Barcelona, España hasta Basel, Suiza para participar como colectivo LA CUMBIA MAPACHE en Draisinenrennen, una carrera de carros experimentales creada por Benedikt Wyss. El viaje hacia allá, la construcción y la carrera son parte de la obra final.
La idea central de la competencia creada por Beni, que ya va en su sexta versión, es crear carros que, como pie forzado, no se arrastren ni tiren. Nuestro proyecto consistió en construir con materiales principalmente encontrados (con un presupuesto de 200 CHF era nuestra opción) un carro hecho de barriles de aceite que nos permitieran correr la carrera en sentido contrario sobre ellos. A su vez, utilizamos como vestuario trajes que representaban nuestros cuerpos desnudos. Así jugamos con la idea de que, representando a Chile, corrimos al revés totalmente expuestos y con recursos mínimos. Nuestro carro se fue desarmando en el transcurso de la carrera y nuestra participación fue algo desastrosa, pero no lo suficiente ni siquiera como para ganar el premio al “Fracaso más hermoso”. Aún así hicimos lo posible y toda la experiencia la recordamos como un sueño en que todo tenía sentido en sí mismo.




